Cuando leí “20,000 leguas de viaje submarino” a los 11 años, mucho de lo que narraba Julio Verne me impresionó, pero una palabra en particular se me quedó grabada en la memoria: Maelstrom que, según mis recuerdos se describía como un enorme vórtice que arrastraba todo irremediablemente hasta el fondo del mar.
Pues así me sentí en las aguas que rodean a la mítica Isla del Coco cuando me vi en medio de un cardumen gigantesco de jureles que giraban como torbellino descendiendo con cada giro hacia la profundidad y a los que seguí fotografiando hasta que el azul se hizo mucho más oscuro y el sonido de la alarma de mi computadora de buceo llegó a su máxima intensidad: apreté el obturador de mi cámara por última vez, antes de iniciar el lento ascenso hacia la superficie y éste fue el resultado de mi encuentro con el torbellino más impresionante de mi vida.
Camara Nikon D500
Aquatica Digital housing
12mm, f/5.6 , 1/100 , iso 400 , 2 x Ikelite 200 flashes
José Alejandro
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